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De prisioneros a libre

Hoy nos parece importante revisar nuestra libertad: ¿Podemos seguir siendo libres en la cuarentena obligatoria? Sí, pero siempre y cuando logremos imponernos una obligación desde la responsabilidad. Veamos cómo es eso!

Al principio suena contradictorio, no pareciera que imposición y obligación puedan ir de la mano de la libertad. Sin embargo, ayuda pensarlo en términos de comparación entre una libertad negativa (libertad de algo) y una positiva (libertad para algo). Así, la libertad positiva ya no implica sólo ausencia de limitaciones exteriores, sino también, y, sobre todo, presencia de aquellos valores que permiten nuestro crecimiento. La pregunta más útil no pasa tanto por detectar de qué somos libres, como para qué somos libres. En definitiva, nuestra existencia siempre nos marca ciertos límites desde los cuales luego podemos elegir: nacemos, entre otras cosas, con un cuerpo determinado, en un lugar y tiempo determinados, rodeados de determinadas personas… es con todo ello que seguimos siendo libres y le damos un para qué a nuestra vida.

Por eso, quizá hoy, cuando la ansiedad o la angustia parezcan brotar en nuestras casas, podemos preguntarnos para qué somos libres y veremos que, si lo hacemos desde la autenticidad, inevitablemente la respuesta irá de la mano de la responsabilidad y pensaremos en quienes nos rodean (en nuestras casas o un poquitito más allá, ahí nomás atrás de la puerta, donde aparecen vecinos, compañeras de trabajo, amistades, otros familiares, o simplemente otros como vos y como yo).

Como se desprende del origen etimológico de la palabra, la obligación (ob-ligare) será entonces, “en virtud de – ligar o vincular”. Y así, ya no nos sentiremos tan aislados. Y así, la imposición ya no vendrá solo desde afuera, sino que todos podremos decidir libremente #yomequedoencasa.

Fragmento de cuento del Libro Rojo de Carl Gustav Jung

(…) “Me siento privado de la libertad capitán, me han privado de algo.

- Y tu prívate aún más de algo.

- ¿Me estáis tomando el pelo?

- En absoluto. Si te privas de algo sin responder de manera adecuada, has perdido

- Entonces, según usted si me quitan algo, ¿para vencer debo quitarme alguna cosa más por mí mismo?

- Así es. Lo hice en la cuarentena hace 7 años.

- ¿Y qué es lo que os quitaste?

- Tenía que esperar más de 20 días sobre el barco. Eran meses que esperaba de llegar al puerto y gozar de la primavera a tierra. Hubo una epidemia. A Port April nos vetaron de bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentía como vosotros. Luego empecé a contestar a aquellas imposiciones no utilizando la lógica. Sabía que tras 21 días de este comportamiento se crea una costumbre, y en vez de lamentarme y crear costumbres desastrosas, empecé a portarme de manera diferente a todos los demás.

(…) Empecé con el alimento. Me impuse de comer la mitad de cuanto comía habitualmente, luego empecé a seleccionar los alimentos más digeribles, para que no se sobrecargase mi cuerpo. Pasé a nutrirme de alimentos que, por tradición, habían mantenido al hombre en salud.

El paso siguiente fue unir a esto una depuración de pensamientos malsanos y tener cada vez más pensamientos elevados y nobles. Me impuse de leer al menos una página cada día de un argumento que no conocía. Me impuse hacer ejercicios sobre el ponte del barco. Un viejo hindú me había dicho años antes, que el cuerpo se potenciaba reteniendo el aliento. Me impuse hacer profundas respiraciones completas cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían llegado a tal capacidad y fuerza. La tarde era la hora de las oraciones, la hora de dar las gracias (…).

En vez de pensar en todo lo que no podía hacer, pensaba en lo que habría hecho una vez bajado a tierra. Visualizaba las escenas cada día, las vivía intensamente y gozaba de la espera. (…) Me había privado de alimentos suculentos, de botellas de ron, y de tacos. Me había privado de jugar a las cartas, de dormir mucho, de ociar, de pensar solo en lo que me habían quitado.

- ¿Cómo acabó capitán?

- Adquirí todas aquellas costumbres nuevas. Me dejaron bajar después de mucho más tiempo del previsto.

- ¿Os privaron de la primavera entonces?

- Si, aquel año me privaron de la primavera, y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente, me había llevado la primavera dentro, y nadie nunca más habría podido quitármela”.

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